Tecnologías para la autosuficiencia alimentaria
Por Antonio Manríquez Nuñez, FIRA
Feb 28, 2013, 12:00
Cada
vez es más evidente la necesidad de implementar acciones para reducir la
dependencia alimentaria de nuestro país, al menos en lo que se refiere a los
principales granos, en donde el porcentaje de importación con respecto al
consumo es elevado, como el caso del arroz, maíz, trigo y de manera crítica de las
semillas oleaginosas.
Todos
estamos de acuerdo en el extraordinario potencial del sector agropecuario de
México, basta solamente observar la brecha que existe entre los rendimientos de
un cultivo en una misma región productiva; esto refleja la ineficiencia que,
sin darse cuenta, muchos productores aún están cometiendo.
Se
conoce como pérdidas primarias de producción a los daños que sufre un cultivo por
deficiente atención y que repercute en mermas, por ejemplo, por el ataque de plagas
y enfermedades.
Pero
algo que es preocupante son las pérdidas secundarias, las cuales ocurren por
deficiencia durante la cosecha y en todo el proceso de transformación y
mercadeo de los productos. De acuerdo con la Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura, estas pérdidas pueden ser hasta
de 37%; es decir, una vez que el cultivo de maíz, por ejemplo, cumplió su ciclo
biológico de más de 150 días y después que consumió fertilizantes y agua logra
rendir 10 toneladas por hectárea, de éstas 3.7 se pierden en recolección y
poscosecha.
Si
bien económicamente no es factible reducir las pérdidas a 0%, los productores, acopiadores,
industriales y demás agentes que participan en las redes de valor se deben
sensibilizar para evitar y corregir las ineficiencias y así lograr un máximo de
10% de mermas. Esto significaría en automático un incremento en la
disponibilidad de producto de hasta 27% más.
Lo
anterior implica, como hemos dicho, hacer de mejor manera todos los procesos, es
decir, utilizar las tecnologías más apropiadas, pero principalmente un adecuado
entrenamiento a los operadores, desde la cosecha, carga, transporte, descarga,
almacenamiento, conservación, transformación y comercialización.
Las
medidas que se deben tomar no son complicadas, tales como realizar la cosecha de
manera oportuna de acuerdo al contenido de humedad y madurez adecuada del
grano, utilizar equipos bien calibrados, contar con una red de transporte en
buenas condiciones, conservar los granos en almacenes cerrados que cuenten con
equipo de aireación suficiente y de preferencia bien mecanizados y monitoreados
por personal calificado, entre otras buenas prácticas de manejo que existen.
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