Los pequeños agricultores pueden ser más exitosos si corrigen sus ineficiencias
Por Polan Lacki*
Oct 31, 2011, 12:00
"Lo ideal no consiste en hacer cosas extraordinarias, sino en hacer cosas ordinarias extraordinariamente bien hechas" (San Vicente de Paul).
Empiezo este mensaje con la siguiente afirmación: En América Latina es muy poco o casi nada lo que los pequeños agricultores pueden esperar de sus gobiernos - debilitados, endeudados, ineficientes y en muchos casos corrompidos. Y esto no es una suposición sino que una clara constatación de la ineficacia de las políticas públicas en pro del desarrollo rural. Así lo han demostrado, durante más de cinco décadas, los reiterados fracasos de sus muchísimos programas asistencialistas que no han sido capaces de reducir y mucho menos de erradicar la pobreza rural.
En virtud de dicha ineficacia les sugiero, concreta y objetivamente, que no sigan perdiendo más tiempo con soluciones de parche que los mantienen eternamente dependientes del humillante paternalismo gubernamental. Con tal fin les sugiero que cambien de actitud y empiecen a construir un desarrollo más endógeno, más autodependiente y más autogestionario que los emancipe de esos engaños y demagogias populistas.
Será mucho más constructivo que dediquen su valioso tiempo a asesorarse con un buen extensionista que les enseñe a ser más eficientes, a visitar los productores rurales económicamente más exitosos de su comunidad, a perfeccionarse estudiando textos sobre producción, administración rural y comercialización agrícola, a corregir las ineficiencias aún existentes en sus fincas, a aumentar y mejorar la calidad de la producción, a reducir los costos por kilogramo producido, a incorporar valor a las cosechas, a comprar insumos y vender lo que producen con menor intermediación. Y, como consecuencia de la correcta adopción de estas medidas "eficientizadoras", sencillamente no necesitar de las ineficaces "ayudas" gubernamentales. A quienes deseen analizar la posibilidad y conveniencia de adoptar este nuevo camino, de la esperanza, del rescate de la dignidad y de la autoestima, les sugiero leer críticamente algo tan sencillo como lo siguiente:
1) Para llegar a lo deseable es necesario partir de lo posible. Quienes conocen, en forma vivencial, las extraordinarias potencialidades productivas de nuestra agricultura, saben que para tener éxito económico en el negocio agrícola, no siempre ni necesariamente se requiere de altas decisiones políticas, créditos abundantes, grandes extensiones de tierra, inversiones en maquinaria de alto costo, ni de tecnologías sofisticadas. Muchísimo más importante y eficaz que lo anterior es evitar, corregir y/o eliminar las ineficiencias que, sin darse cuenta, la gran mayoría de los agricultores aún está cometiendo en la forma como produce, como administra sus fincas y como comercializa sus cosechas. Evitar, corregir o eliminar dichos errores cuesta muy poco pero tiene una sorprendente eficacia en el incremento de los ingresos de las familias rurales. En la era de los mercados globalizados ustedes tendrán que competir con los agricultores más eficientes del mundo y por esta razón necesitan volverse cada vez más eficientes.
2) Empiecen la "eficientación" productiva con tecnologías de costo mínimo. Con el fin de que todos los agricultores, especialmente los más pobres, puedan volverse más eficientes, la introducción de tecnologías más productivas debe ser realizada en forma gradual, empezando con las más sencillas y de menor costo. Después que éstas hayan sido correctamente adoptadas, ustedes aumentarán los rendimientos por hectárea y por animal. Con esta gradualidad "sacarán" de sus propias fincas - y no de la ventanilla del banco - el dinero necesario para adquirir los insumos de mayor costo que son utilizables en las etapas más avanzadas de tecnificación.
3) No siembren más hectáreas que aquellas que pueden cultivar con tecnologías que permitan obtener altos rendimintos. Como regla general es más conveniente cultivar, de manera correcta, una hectárea de maíz y cosechar en ella 8 toneladas que cultivar incorrectamente dos hectáreas y cosechar 4 toneladas en cada una de ellas.
4) Huyan de los cultivos y diversifiquen la producción agrícolapara volverse menos vulnerables los riesgos de clima, mercado, plagas y enfmermedades. Ídem para generar alimentos diversificados e ingresos durante todo el año y con ello volverse menos dependientes del crédito. Quienes obtienen apenas una o dos cosechas (y uno o dos ingresos) al año, por supuesto que serán muy dependientes del crédito rural. Entonces, en vez de endeudarse innecesariamente y pagar intereses a los bancos hagan una eficiente diversificación productiva para que la finca genere ingresos más abundantes y más frecuentes durante el año.
5) Depongan, de una vez por todas, el individualismo que está destruyéndolos económicamente. Júntense con sus vecinos confiables para adquirir los insumos y para comercializar las cosechas en conjunto y con menor intermediación. A propósito observen como ustedes mismos, sin quererlo, actúan en contra de sus propios intereses económicos:
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Ustedes pagan precios innecesariamente altos por los insumos porque los adquieren en forma individual, en pequeñas cantidades, del último eslabón de una larga cadena de intermediación y con alto valor agregado (las raciones balanceadas que ustedes compran del último intermediario, probablemente fueron fabricadas con los ingredientes que salieron de vuestras propias fincas o comunidades).
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Pero ustedes mismos cuando venden sus cosechas hacen exactamente lo contrario y, por esta razón, reciben precios innecesariamente bajos porque venden al primer eslabón de la cadena de intermediación, las comercializan al por mayor y sin ningún valor agregado. El individualismo los volvió extremadamente frágiles y los condujo a la siguiente paradoja: cuando compran los insumos ustedes preguntan ¿cuánto cuesta? ¿Pero cuando se convierten en vendedores de sus cosechas siguen preguntando ¿cuánto me pagan? Es decir, por causa del individualismo, ustedes nunca son formadores de precios. Son ustedes quienes generan las riquezas, quienes trabajan más y arriesgan más, pero cometen el error de no apropiarse de dichas riquezas.
6) Júntense con sus vecinos para poseer en forma grupal la maquinaria de alto costo, que económicamente no se justifica poseerlaen forma individual. Muchísimos agricultores se han endeudado innecesariamente para poseer maquinaria individual que la utilizan durante 10 días al año y que descansa los otros 355 días. Entonces y a modo de ejemplo, es mejor que un grupo de 10 pequeños productores tenga un buen tractor, una buena sembradora, una buena cosechadora y una buena pulverizadora. Desafortunadamente esto no ocurre porque cada agricultor quiere tener su propia maquinaria. En muchísimos casos el dinero que ustedes gastaron para adquirir la maquinaria individual es el dinero que, más adelante, les hará falta para comprar insumos necesarios para aumentar la productividad en la agricultura (semillas mejoradas, fertilizantes, inoculantes, pesticidas); ídem para mejorar los índices zootécnicos en la ganadería (mejoramiento de las pasturas ojalá con fertilizantes y riego, conservación de forrajes para los períodos de escasez, vacunas, semen, antiparasitarios, sales minerales).
En resumen, la gradual y correcta adopción de estas seis medidas es una estrategia factible y eficaz para empezar a aumentar los rendimientos por hectárea y animal; y, como consecuencia de lo anterior, para reducir drásticamente los costos por kilogramo producido. Quienes logren esta reducción en los costos se verán menos afectados aún cuando los precios de venta de sus cosechas y animales sean muy bajos. Para el caso de los agricultores muy pequeños y pobres, esta gradualidad tecnológica (de menos a más, de lo sencillo a lo complejo, de lo barato a lo caro), es la única alternativa que les queda para volverse más eficientes y con ello aumentar, paso a paso, la producción y mejorar los ingresos familiares.
Estas prácticas, "eficientizadoras" de la producción propiamente tal y "reductoras" de sus costos son cada vez más imprescindibles para sobrevivir económicamente en la agricultura. Sin embargo, ellas son aún insuficientes. Para lograr un incremento significativo en sus ingresos, adicionalmente, será necesario que ustedes obtengan mejores precios en la comercialización de sus excedentes.
*Artículo adaptado a las condiciones de los productores de oleaginosas de México, obtenido del Documento: Un mensaje de esperanza a los pequeños agricultores: la rentabilidad ya está al alcance de todos, de Polan Lacki.
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