Garantías líquidas: de candados a oportunidades
Por Pedro Díaz Jerónimo, FIRA
Oct 31, 2011, 12:00
Las garantías constituyen una barrera para financiar proyectos viables, por lo que los gobiernos deben intervenir, a fin de sacar provecho a la gran capacidad de emprendimiento que existe entre la población.
Una condición necesaria, pero insuficiente, para el acceso al financiamiento, son las garantías: necesaria por ser un mecanismo de dispersión del riesgo para los intermediarios (instituciones financieras como bancos y sociedades financieras que otorgan crédito a empresas), e insuficiente porque los proyectos que se financien primero deben ser viables.
Las garantías, aunadas a las fallas que presenta el mercado del crédito, han constituido las barreras más importantes de entrada para financiar proyectos viables. Es en estos dos renglones en los cuales los gobiernos deben intervenir con políticas públicas, a fin de sacar provecho a la gran capacidad de emprendimiento que existe entre la población, con el objetivo de detonar la inversión mediante emprendedores que han sido excluidos del sistema financiero.
El caso de las garantías reviste gran importancia, ya que la micro y pequeña empresa carecen de éstas, o son tan limitadas que se vuelven un candado para acceder al crédito, y si lo hacen es con montos y plazos diferentes a las necesidades de su actividad económica.
Una de las características de las garantías es el aforo en el que son tomadas por los intermediarios: las prendarias generalmente al 33% de su valor, las hipotecarias al 50%, las fianzas o equivalentes al 80%, los certificados de depósito según el aforo, y las garantías liquidas al 100%.
Otras importantes particularidades de las garantías son el tiempo que toma constituirlas y el tiempo de realización en caso de quebranto. Las hipotecarias tardan más en el proceso de constitución y se realizan en un periodo de tres a cinco años, mientras que las líquidas, por el contrario, se constituyen muy rápido y se realizan en forma inmediata al presentarse la cartera vencida.
Compartiendo riesgos
Dentro de las garantías líquidas, existe la posibilidad de que se constituya proyecto por proyecto, con aportación directa de los sujetos de crédito.
En este escenario, el riesgo del proyecto individual hace que el intermediario exija altos niveles de garantías. Por el contrario, cuando se constituyen fondos de garantías líquidas que funcionan en forma mutual, en beneficio de un intermediario, el riesgo del portafolio de los proyectos financiados sigue una distribución normal de riesgos, donde la pérdida esperada es por debajo del 3%, y dado la mutualidad, el fondo de garantía requerido para financiar este portafolio de proyectos tendrá que ser mayor a la siniestralidad esperada.
Los gobiernos municipales, estatales o el federal, pueden fomentar la formación de fondos de garantía mutualistas con el fin de garantizarles a los intermediarios el financiamiento de proyectos en los que los emprendedores carecen de garantías o no tienen suficientes. De esta manera, se profundizará el mercado financiero y la economía se beneficiará con mayores niveles de inversión en micro y pequeñas empresas hasta ahora excluidas del crédito.
En el sector agroalimentario, el Fondo Nacional de Garantías (Fonaga) constituye un ejemplo de un fondo mutual creado por el gobierno federal, que tiene un diseño de innovación financiera que da acceso al crédito a los agricultores.
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