La producción de soya en el noroeste de México
Por Periodico La Tribuna
Oct 31, 2010, 12:00
El problema del cultivo de soya en el Noroeste de México cambió radicalmente a partir de 1994 cuando la Mosquita Blanca (MB) redujo el rendimiento promedio de 2.1 a 1.5 toneladas por hectárea en más de 200 mil hectáreas, lo que ocasionó fuertes pérdidas para los productores.
En los últimos 15 años la soya había desaparecido prácticamente del patrón de cultivos debido principalmente a los siguientes factores: falta de agua de riego, que este año no será la limitante, bajos precios del grano y al riesgo que implica la presencia de la MB.
Debido a que alrededor de 30 años fue la soya en rotación con trigo el principal cultivo de PV y que las opciones de siembra son muy limitadas en el Noroeste de México, se considera prioritario reactivar este cultivo mediante la utilización de variedades tolerantes a MB como Cajeme y Náinari, entre otras más validadas por el INIFAP, además que existen organizaciones como la AOASS que está considerando a este cultivo dentro del programa de siembras con sus agremiados.
Los principales prácticas de manejo del cultivo de soya que se sugieren para sobrellevar el problema que representa la MB, por parte de los investigadores del Instituto Nacional de Investigación Forestal Agrícola y Pecuaria (INIFAP) son las siguientes.
Selección del terreno
Terrenos con buen drenaje para minimizar el problema de amarillamiento foliar o clorosis férrica, son los que se recomiendan, así como evitar sembrar en suelos compactados y con alto contenido de carbonato de calcio.
Existen además herbicidas que se aplican en trigo y maíz como las atrazinas (Gesaprim) y sulfunilureas (Situi) cuyo efecto residual puede afectar drásticamente el desarrollo de las plantas de soya, por lo tanto no se debe sembrar en esos terrenos.
Labranza convencional
Dentro de esta técnica se está recomendando cinceleo, barbecho, rastreo, tabloneo y surcado.
Labranza mínima
Dentro de la labranza mínima se sugiere este sistema ya que la paja residual del trigo actúa como un regulador de la humedad y temperatura del suelo reduciendo los problemas de estrés hídrico y con ello un mejor desarrollo del cultivo. También se ha observado que hay una menor incidencia de MB bajo este sistema que en labranza convencional.
Fertilización e inoculación
Dependiendo de la rotación de cultivos aplicar de 90 a 120 kilogramos por hectárea de Nitrógeno (N) y el fósforo en base al análisis de suelo por el método BRAY P1. Debido a que no ha habido cultivo de soya durante los últimos años se sugiere inocular con la bacteria específica.
Fecha de siembra
La mejor fecha de siembra sugerida por el INIFAP es del 15 de abril al 15 de mayo, aunque el productor se puede ir hasta el 25. En siembras posteriores se incrementa los problemas con MB, amarillamiento y un menor rendimiento al acortarse el ciclo del cultivo.
Método y densidad de siembra
Se sugiere sembrar en surcos de 80 centímetros de ancho colocando de 25 a 30 semillas por metro, para lograr una población final de 20 a 25 plantas por metro (esto se logra con más o menos 85 kilogramos de semilla por hectárea).
Tratamiento de la semilla
Cultivos con baja densidad de población son más afectados por MB. Se sugiere tratar la semilla al momento de la siembra con el fungicida Vitavax en dosis de 200 mililitros por cada 100 kilogramos de semilla más 750 gramos de Orthene T.S. por cada 100 kilogramos de semilla.
Variedades
Sembrar variedades tolerantes a MB como: Náinari (antes Héctor), Esperanza, Suaqui, Harbar y Cajeme. Evitar sembrar variedades reportadas como susceptibles o de las cuales no se conoce su comportamiento en la región.
Estrategias para el control de mosquita blanca
Dentro de las medidas de control de MB las más importantes son las de tipo preventivo, que están enfocadas a prevenir el desarrollo poblacional. Es así que se enlistan las prácticas de manejo sugeridas para el control de MB.
Seleccionar áreas de siembra donde la MB es menos problema; Eliminar maleza hospedera de MB dentro y fuera del cultivo; Evitar estrés por humedad aplicando los riegos de auxilio de manera oportuna; Monitoreo de MB para evitar aplicaciones innecesarias y tratar de conservar la fauna benéfica que ejerce control sobre MB; Complementar el biológico mediante liberaciones de crisopa; Aplicación de jabones durante la etapa vegetativa del cultivo; Empleo de insecticidas bioracionales a base de hongos entomopatógenos como Bauveria bassiana y P. fumosoroseus y uso de insecticidas sintéticos considerados bioracionales como el buprofezin (APPLAUD).
Control químico con insecticidas convencionales aplicados solos o en mezcla. Existe una amplia gama de insecticidas químico-sintéticos que se recomiendan para el control de MB. Se sugiere aplicar aquellos sean sistémicos y que tengan un efecto residual prolongado.
Desarrolo fenológico del cultivo
Finalmente es importante proteger el cultivo durante la etapa vegetativa y hasta el inicio del desarrollo del grano, que es cuando las poblaciones de MB pueden aumentar considerablemente y dañar el cultivo.
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