Alternativas para el Desarrollo
Maquileros de servicios agrícolas en México
Por Pedro Antonio Maldonado Ríos, Revista 2000 Agro
Feb 28, 2010, 10:00

Hasta hoy, en México no se tienen referencias de alguna asociación de maquileros o contratistas agrícolas que, públicamente, se dé a conocer o esté activa. Pero es necesario unir esfuerzos para fortalecer el papel que ellos juegan en la producción de alimentos, considerar la cantidad de empleos (directos e indirectos) que aportan al campo y su contribución a las agroempresas que están al servicio de los productores del país.

El papel de los maquileros en el proceso de producción de alimentos es fundamental e influye en la rentabilidad de la actividad agropecuaria para hacerla un negocio exitoso. Son los maquileros quienes asumen el compromiso de realizar las actividades, desde la preparación de suelos, siembras, fertilizaciones, labores culturales, aplicaciones de insumos para el control de plagas, enfermedades y malezas, hasta llegar a la cosecha.

Como maquileros, van desarrollando capacidades a través de la experiencia y la necesidad de actualización, debido a las constantes innovaciones que los fabricantes de maquinaria agrícola aportan a sus equipos.

En este proceso de actualización y aumento de capacidades, no ha habido participación del gobierno y de los fabricantes de maquinaria agrícola en México; ni existe presión alguna para el cumplimiento de las entregas en campo bajo normas de profesionalismo y responsabilidad que exijan instruir a los operadores de los equipos (teórica y prácticamente) sobre el conocimiento de las características, controles, instrumentos, operación en campo, mantenimientos preventivos y correctivos, almacenaje, políticas y procedimientos de garantía, etcétera.

Hasta la fecha, en nuestro país los fabricantes y sus distribuidores (salvo mínimas excepciones) no se preocupan por fortalecer las capacidades de sus clientes; han comercializado con eficiencia pero no atienden la posventa en ese mismo grado. Esta situación es una falsa idea de tranquilidad en el mercado de clientes “dormidos”, que bajo la ignorancia de operaciones seguras de compra no exigen el cumplimiento de las correctas normas y procedimientos de entrega y servicio posventa al que tienen derecho.

Esta realidad es propia de condiciones desordenadas que prevalecen desde el seno de las unidades de producción y los mismos maquileros, quienes por tradición tienen un concepto de “fierros” sobre la maquinaria agrícola. Dicho concepto permite crear las condiciones del grado de importancia que se le otorga a los equipos, haciendo que éstos sean inferiores a insumos como las semillas, por ejemplo.

Sin duda, la semilla es muy importante pero, ¿qué pasa si la semilla es sembrada en condiciones desfavorables de suelo? ¿Qué pasa si la semilla es sembrada a mayor o menor profundidad de la recomendada o si no tiene disponible en el lugar exacto el fertilizante?

¿Qué ocurre si, aun germinando y emergiendo, la planta encuentra competencia de malezas? ¿Qué pasa si pese a lograr un buen desarrollo, la planta es defoliada por plagas, debido a una mala aplicación que no controló? ¿Y si al momento de la cosecha, en la tolva de la cosechadora tenemos grano quebrado y con impurezas? ¿Qué pasa si tenemos pérdidas de grano en el cabezal y grano que se va al suelo con la paja?

Son muchos supuestos de una buena operación y ajustes de la maquinaria; de un buen soporte del fabricante hacia el cliente y sobre todo de la constante capacitación y actualización de los propietarios de los equipos.

La eficiencia de la maquinaria agrícola manifiesta su mayor potencial en manos de los maquileros; son ellos los que prefieren los equipos en campo todo el año, sin descansar y si es necesario trabajar de noche, a diferencia de los productores, que optan por cumplir la temporada y guardar la maquinaria para el siguiente ciclo de producción.

 

Para el productor, tener la propiedad de la maquinaria agrícola representa un elemento que le permite ser más efectivo en la producción de sus cultivos; esto es válido para él, sin embargo la diferencia con los maquileros está en la visión de la maquinaria agrícola como una empresa que debe ser rentable para que, al final del ciclo de amortización de la inversión, se alcance el retorno para la renovación y actualización.

Esta diferencia marca la importancia que deben tener los maquileros en México: ellos son los primeros en adoptar nuevas tecnologías y aplicarlas con eficiencia. En toda innovación o nuevas técnicas que se generan para el campo, los maquileros son los responsables directos de su buena aplicación si la maquinaria está involucrada en su adopción, por lo tanto está en manos de los maquileros el compromiso de su resultado.

Estudios realizados en Italia demuestran que los contratistas de agromaquinaria tienen una capacidad de trabajo entre tres y cuatro veces superior a cualquier productor tradicional que trabaja con su maquinaria en su predio.

En Alemania, el 10 por ciento de las empresas de maquinaria absorben el 43 por ciento de la superficie trabajada. La relación es cuatro a uno. Tan importantes son como fuerza productiva en Europa que no sólo existen asociaciones de contratistas agropecuarios en cada país de la región sino que también están unidos en una confederación que está en constante expansión; la CETTAR (Confédération Européenne des Entrepreneurs de Travaux Agricoles, Ruraux et Forestiers) que cumple importantes tareas corporativas como la capacitación, los estudios económicos y la actividad gremial.

Así como en Europa están en plena evolución, en América Latina sólo existen algunos casos aislados en Brasil, Colombia, México y Chile.

En este escenario, el uso de la agromaquinaria de manera intensiva puede colaborar notoriamente en la reducción de los costos de producción de aquellos cultivos más mecanizados (o mecanizables) y en el incremento de la calidad y cantidad de lo cosechado, tornándolos más competitivos y rentables aun frente a sus equivalentes subsidiados por economías proteccionistas. Ello le da madurez y solidez a la actividad agropecuaria.



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