Mercados
El Punto de Vista de la FAO
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Aug 31, 2006, 10:00

El punto de vista de la FAO: usos comestibles versus usos no comestibles de los aceites de semillas oleaginosas.

 

“El abandono paulatino del petróleo ha empezado ya. Durante los próximos 15 a 20 años veremos como los biocarburantes cubrirán completamente el 25 por ciento de las necesidades de energía mundiales”, observó Alexander Müller, nuevo Subdirector General de la FAO para el Departamento de Desarrollo Sostenible.

 

Los factores que impulsan un cambio tan trascendental del mercado de la energía mundial se deben a las dificultades ambientales -como el aumento del recalentamiento global y las prohibiciones del Protocolo de Kyoto de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de invernadero – y a una percepción creciente por parte de los gobiernos de los riesgos que conlleva la dependencia del petróleo.

 

“Cuando el petróleo cuesta más de 70 dólares por barril, la bionergía resulta más competitiva”, dijo Müller y agregó que además “en la última década las cuestiones ambientales y los modelos de consumo de energía han servido de propulsores para que las formas más renovables de energía se incorporasen a los planes energéticos nacionales y se redujese la dependencia de los combustibles fósiles."

 

El interés de la FAO en los sistemas de bioenergía deriva de las repercusiones positivas que los cultivos energéticos tendrían en las economías rurales y de las oportunidades que ofrecen a los países de bajos ingresos para diversificar sus fuentes de energía. "Como poco la introducción de la bioenergía significaría un nuevo brote de vida para productos como el azúcar cuyos precios internacionales han caído en picada" observó Gustavo Best, experto de la FAO en Coordinación de Energía.

 

A la vuelta de la esquina

 

Lo que el resto del mundo podría hacer mañana, Brasil, el líder mundial en la producción de bioetanol, ya lo hace hoy. Un millón de coches brasileños funcionan con combustible elaborado con caña de azúcar, y los últimos modelos se ponen en marcha gracias a los llamados motores “Flex-Fuel”. Presentados hace tres años estos modelos utilizan tanto la gasolina como el bioetanol o cualquier mezcla de ambos.

 

Según expertos directivos de la industria de automóviles los motores Flex-Fuel se incorporan a este mercado con una rapidez superior a la de cualquier otra innovación en el sector del automóvil. La razón es muy sencilla. En Brasil, que comenzó a producir biocarburante hace 30 años, un barril de bioetanol cuesta actualmente la mitad de un barril de petróleo.

 

Europa

 

Aproximadamente 1.5 millones de agricultores cultivan caña de azúcar destinada al combustible en Brasil. Pero "el combustible solar” puede elaborarse con una gran variedad de cultivos, como la soya, la palma de aceite y la semilla de nabo. Europa está muy por debajo de Brasil en la producción y consumo de bioetanol y los precios europeos son aproximadamente el doble de los brasileños. Pero la Unión Europea se ha fijado el objetivo de aumentar al ocho por ciento la cuota de biocarburantes utilizados en el transporte de aquí al 2015.

 

Sin embargo, si los precios del petróleo siguen siendo tan altos, las cosas podrían ser aún más rápidas. Según algunos estudios de la Unión Europea, con los biocarburantes cultivados en los terrenos de labranza disponibles se podría sustituir, a corto plazo, el 13 por ciento de combustibles a base de petróleo. La gasolina se puede elaborar prácticamente con cualquier semilla oleaginosa.

 

Europa es ya el productor más grande del mundo de biodiesel (que ahora se elabora con semillas de colza, soja o semillas de girasol) y el sector se expande con rapidez. Varios países, entre ellos Alemania, Ucrania y otros y numerosas empresas privadas y públicas sopesan la posibilidad de pasar al biodiesel sirviéndose de esos cultivos y de otras fuentes bioenergéticas.

 

Repercusiones ambientales y geopolíticas

 

Claramente, el abandono en gran escala de los combustibles fósiles está destinado a tener importantes repercusiones geopolíticas, que se espera lleven al establecimiento de una base internacional más amplia para la producción de energía y de sus fuentes. Pero el centro de interés de la FAO estriba ante todo en su probable impacto sobre los pequeños agricultores y las repercusiones en cuestiones como la seguridad alimentaria y el desarrollo rural.

 

Los agricultores, en particular en las zonas tropicales, lo consideran como una nueva oportunidad para aumentar la producción y conseguir más ingresos. Pero también hay que actuar con cuidado y planificar bien las cosas; la competencia entre los terrenos destinados a cultivar alimentos y los dedicados a la producción energética tiene que traducirse en beneficios comunes concretos.

 

Un riesgo es, por ejemplo, que la promoción en gran escala de una bioenergía que dependa de monocultivos comerciales intensivos podría llevar al dominio en este sector de unos pocos gigantes de la energía agrícola, mientras los pequeños agricultores no obtendrían algún beneficio significativo. Pero hasta el momento no se ha llevado a cabo ninguna iniciativa de gran alcance para hacer frente a los complejos problemas técnicos, de políticas e institucionales que este cambio comportaría.

 

Plataforma de Bioenergía

 

Para colmar esta laguna la FAO ha instituido una Plataforma Internacional de Bionergía (IBEP), que se presentó oficialmente en las Naciones Unidas en Nueva York a principios del mes de Mayo. La IBEP brindará su experiencia y su asesoramiento tanto a los gobiernos como al sector privado para que puedan establecer las oportunas políticas y estrategias bioenergéticas. Les ayudará también a poner a punto los instrumentos para cuantificar los recursos de la bioenergía y las implicaciones de su empleo en el desarrollo sostenible, según las características de cada país.

 

La plataforma cooperará igualmente en la formulación de programas nacionales de bionergía utilizando la experiencia de la FAO en la promoción del desarrollo de la bioenergía en el ámbito nacional, regional y mundial.

 

“El objetivo es conseguir cultivar tanto el combustible como los alimentos necesarios", dijo Müller, "y asegurarse de que todos se benefician de este proceso."



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