En esta sección presentamos las cualidades y características de algunas plantas oleaginosas y su importancia en el mundo entero por ser indispensables en la alimentación y conservación de la salud. Materia prima de primer orden para la industria aceitera, la alimentación animal y la fabricación de productos no comestibles. Plantas fundamentales en la cultura, la economía, la industria y el comercio mundial.
Importancia mundial
Las plantas oleaginosas constituyen uno de los grandes grupos de cultivos de mayor producción, investigación, experimentación y comercialización mundial; precisamente por ser plantas útiles, cuyas semillas, granos o frutos tienen un alto porcentaje de ácidos grasos y proteínas de alta calidad.
Diez son los cultivos que en la actualidad son los de mayor producción y cotizados en los mercados de todo el mundo; a saber: soya, canola, cártamo, algodón, girasol, olivo, maíz, lino, cacahuate y ajonjolí.
Para el Comité Nacional Sistema Producto Oleaginosas, los cultivos de interés son SOYA, CANOLA, CÁRTAMO y GIRASOL, mismos que forman parte del Programa Nacional de Producción de Oleaginosas 2007-2012, con los que se busca fomentar la producción nacional, con el fin de sustituir las importaciones de estos cultivos.
Origen y desarrollo
Cinco de las diez oleaginosas más importantes en el comercio mundial: el maíz, el algodón, el cacahuate, el girasol y, quizá una variedad de la colza o canola, conocida como alpiste; de acuerdo con Vavilov, N.I. The Origin, Variation, Inmunity, and Breeding of Cultural Plants; Sanluke, D.K., World Oilseeds y; De Candole, A., Origin of Cultivated Plants, son plantas originarias de Mesoamérica, región geográfica y cultural que abarca México y parte de Centroamérica, lo cual significa que México cuenta con tierras que presentan condiciones agroecológicas adecuadas para el cultivo de oleaginosas y cuenta también con germoplasma indispensable para la conservación e hibridación de nuevas especies. No obstante, aún con la ventaja que tiene México de ser un país con oleaginosas silvestres, el consumo de aceite líquido da inicio durante la Colonia, y la extracción comercial de aceite prácticamente inicia en el siglo XIX.
Cada uno de los cultivos de plantas oleaginosas se realiza en condiciones agroecológicas específicas, y suelen existir marcadas diferencias socioeconómicas entre los agentes que los producen. La mayor parte de estos cultivos son anuales, tienen respuesta relativamente rápida ante cambios en el entorno económico y, la mayoría de los productos alimenticios que se fabrican con frutos y semillas oleaginosas pueden utilizar casi cualquier tipo de oleaginosa, sin que se presenten cambios en la composición, sabor o textura del producto; es decir, son intercambiables o de fácil sustitución.
Estas tres características del cultivo: agroecológicas, económicas y fácil sustitución, hacen de las oleaginosas productos necesarios en la economía mundial, sumamente interesantes y atractivos para productores, industriales y consumidores; pero también, presentan cierto grado de riesgo en toda la cadena productiva, porque entran en un mercado de producción, distribución y precios muy competitivos.
Usos y aplicaciones
Existe una gran variedad de oleaginosas que se utilizan de muy diversas maneras; por ejemplo la aceituna, las semillas de girasol, del cacahuate y de la almendra se disfrutan en forma natural; o bien, se les ha encontrado gran cantidad de usos, como la fibra textil del algodón y del lino, como tintura en el caso del cártamo o los aceites para combustibles. Sin embargo, el mayor provecho de las oleaginosas es para la obtención de aceites y mantecas vegetales para cocinar, elaborar pan, aderezos, frituras y nutracéuticos. Con las oleaginosas se preparan pastas para la alimentación de animales de corral de sistemas acuícolas. Gracias a tecnologías innovadoras, con las oleaginosas se han creado productos y mercados para muchos subproductos comestibles y no comestibles que incluyen compuestos de uso farmacéutico, jabones, agroquímicos, barnices, plásticos y combustibles para automotores como el biodiesel.
Las plantas oleaginosas silvestres fueron seleccionadas por el ser humano hasta que logró cultivarlas en condiciones favorables y en cantidades significativas. El cultivo de estas plantas, como el olivo y el cártamo, son tan antiguos como el origen mismo de la agricultura, la aparición de las ciudades y de algunos alfabetos, hace unos 7,000 años.
El cultivo y recolección de plantas oleaginosas ha sido una actividad inseparable del ser humano e involucra todos los aspectos de la vida; ya sea en el entorno natural, la sociedad y la cultura; con los que interactúa para crear distintos nichos ecológicos, conceptos culinarios y valores culturales. De hecho, la palabra “cultura” en latín significa “cultivo”; es decir, cultivar la tierra y cultivar el espíritu son sinónimos o actividades inseparables.
El agricultor, el “cultivador” ha sido siempre un gran conocedor de la ecología; observa y estudia los recursos que tiene en su entorno, y selecciona las plantas que le son más favorables y las aprovecha de la mejor manera posible. Realiza experimentos, y a la vez, aprende, diseña, desarrolla y pone en marcha nuevas técnicas para la siembra de determinadas plantas que le permiten mejorar su alimentación y su vida; aunque, por supuesto puede contar con más y mejores alimentos para la población local.
El desarrollo de sistemas agrícolas cada vez más eficientes ha sido una actividad permanente en todas las sociedades del mundo. Para mantener una población estable y sana es necesario brindar seguridad alimentaria; en otras palabras, tener cultivos de mayor rendimiento, que se desarrollen en el menor espacio posible, con la mejor calidad y al menor costo posible. De esta manera se tienen muchas ventajas. En principio, se cuenta con un ahorro considerable de energía; especialmente de agua dulce y tierra laborable, recursos muy limitados que hay que conservar. Los excedentes agrícolas permiten contar con alimentos en tiempos de crisis o bien, para exportarlos y de esta manera poder adquirir otros bienes.
Cualidades y funcionalidad
Las plantas oleaginosas son muy valiosas para el ser humano y se distinguen del resto de las plantas comestibles, como los cereales, los granos y los tubérculos, porque sus frutos y semillas contienen un alto porcentaje de ácidos grasos o aceites comestibles, indispensables para la nutrición del ser humano, así como proteínas de alta calidad con la que fabrican pastas que se utilizan en la alimentación animal.
Se dice que las oleaginosas son intercambiables. Cierto; pero por muchas razones, cada una tiene sus propias características y cualidades que las hacen indispensables y únicas. Cada una de estas plantas ha tenido su propio origen y desarrollo en la historia. He aquí algunos ejemplos muy representativos y de larga trayectoria en la historia y la cultura de muchos pueblos.