Productividad:
Disminución de daños por plagas y enfermedades, recuperando el rendimiento basal de cada variedad, mejorando además calidad sanitaria y comercial de las cosechas. El ISAAA calcula que desde la introducción de cultivos GM al menos 35 mil millones de dólares han resultado de mejoras en la productividad.
Beneficios ambientales:
La siembra de cultivos con resistencia a insectos y tolerantes a herbicidas, han permitido una reducción en el manejo de agroquímicos (insecticidas sintéticos, herbicidas), que aparte del ahorro en los costos de producción, ha permitido bajar drásticamente en número de aplicaciones de diversas ingredientes —con efecto tóxico y residual en humanos y cosechas— permitiendo incluso incorporar otras prácticas del Manejo Integrado de Plagas y Agricultura de Conservación. A nivel mundial, se calcula que esta reducción equivale a no haber aplicado casi 400 mil toneladas de ingredientes activos.
Reducción de costos:
Abatimiento en diversas labores de mantenimiento como desyerbe manual o escarda mecánica, que ahorran mano de obra, combustible, compactación del suelo y otros herbicidas de preemergencia. Esto ha representado para varios tipos de agricultores una ventaja económica, por la disminución de los egresos para el manejo del cultivo; asimismo hay reportes que indican que con un manejo adecuado los productores pueden desarrollar otras actividades laborales, educativas, familiares, que les permiten mejorar aún más su nivel de vida.