La decreciente producción de soya deja sin más opción que importar este insumo para satisfacer la demanda interna, dijeron expertos.
Sólo en el primer bimestre, la superficie cosechada de soya se redujo en 21.7 por ciento, lo que originó una caída en la producción de 24 por ciento anual, con 38 mil toneladas, según Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA),
Como resultado, las importaciones aumentaron 17 por ciento a un millón 368 mil toneladas, aunque el precio promedio subió 46.4 por ciento.
Para este año, se prevé que las compras de la legumbre representarán 94 por ciento del consumo total.
“México consume 6 millones de toneladas de frijol soya (anuales) y, en el mejor de los casos, en los últimos cinco años hemos llegado a producir 500 mil toneladas; 5 millones y medio traemos del exterior, ese es el gran drama de esta cadena (de valor)”, reconoció Amadeo Ibarra, presidente de la Asociación Nacional de Industriales de Aceites y Mantecas Comestibles (Aniame).
“(La baja producción) representa un problema, pero hay una solución: la materia prima de importación”, apuntó.
Aseguró que la producción ha disminuido en los últimos años por factores climáticos, como sequía en el País, además de la ausencia de piso parejo respecto a las políticas gubernamentales que tienen otros granos y oleaginosas.
“Cuando vienen elementos externos de distorsión, el productor no hace análisis (del mercado y los cultivos) y se va por el cultivo que le da apoyo, me refiero al programa de Precios de Garantía, que sólo abarca ciertos productos”, enfatizó.
Y los productores de soya prefieren sembrar otros productos que reciben estímulos.
Además, la superficie cosechada pasó de 249 mil 979 hectáreas en 2015 a 156 mil 979 el año pasado, según SIAP.
En los últimos cinco años la producción de soya ha ido en declive y no ha podido remontar para satisfacer la demanda nacional.
