Regresa la siembra de soya al centro de Sinaloa, después de 25 años de restricciones cuarentenarias, del que México es deficitario.
Con visita de campo, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) corrobora la efectividad de prácticas agroecológicas que permiten el retorno de la oleaginosa al centro sinaloense.
Se prevé establecer un nuevo plan de siembra para primavera/verano 2020, con precisiones técnicas y de costo/beneficio para seguir impulsando el cultivo de soya.
Por primera vez, después de 25 años se sembró soya en el centro de Sinaloa, en el municipio de Navolato, en el marco de un plan piloto establecido entre la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), productores, autoridades sanitarias locales y federales y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).
El subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria de la SADER, Víctor Suárez Carrera, realizó una visita de campo a tres predios participantes (68.2 hectáreas) en el plan piloto y constató la evolución positiva de la siembra de soya, con un control preciso de plagas, particularmente la mosquita blanca.
El plan de manejo, realizado con Manejo Integrado de Cultivos Inducidos (MICI) -con aplicación de microorganismos, control biológico, labranza cero y uso mínimo de agroquímicos (uno de los predios absolutamente exento de ellos)—, ha sido exitoso y se prevé que continúe así hasta el momento de la cosecha, en octubre, refirió.
Se trata, dijo Víctor Suárez, de “un logro importante”, toda vez que esta soya se sembró en el ciclo primavera/verano (P/V) 2019 en tierras que habían quedado ociosas en ese ciclo durante 25 años o en las que se sembraba maíz”.
“El plan piloto será preámbulo de un nuevo esquema estrictamente técnico que contenga a detalle los registros del actual ciclo, el manejo agronómico de cada predio, el análisis de costo/beneficio, los costos de cultivo, etcétera, para avanzar con autorización de soya para el P/V de 2020. Ello, por supuesto, con la validación de una reunión distrital del Consejo de Desarrollo Rural y considerando la disponibilidad del agua. Trabajaremos esto de forma escrupulosa para prevenir cualquier riesgo sanitario y dar viabilidad al regreso de la soya a la región”, agregó.
El directivo de la SADER consideró que estas siembras “son un éxito para los productores del centro de Sinaloa y para el país, pues el doble cultivo beneficia los suelos, fortalece y diversifica el ingreso de los productores y contribuye a una tarea clave de la Cuarta Transformación: la autosuficiencia alimentaria”.
Destacó también que en la visita de campo estuvieron presentes hijos de productores, quienes han estado al tanto de las siembras de soya. “La participación de jóvenes es estimulante pues darán continuidad a la actividad agrícola y será productivo que lo hagan con prácticas sustentables”, apuntó.
La visita de campo fue realizada por los productores participantes en el piloto, por el científico líder de MICI y quien ha dirigido el plan de manejo de este cultivo, Juan José Valdespino, y por los expertos de Sanidad Vegetal, Uriel Medina, y del Inifap, Edgardo Cortés y Franklin Rodríguez Cota, quienes hicieron exposiciones sobre la evolución, los procesos, las dificultades y las soluciones observadas en los campos de soya.
Los productores relataron que hay compradores que se les han acercado ofreciéndoles adquirir la soya y que hay mercados que ofrecen sobreprecios a cultivos realizados sin uso de agroquímicos, lo cual los entusiasma.Asimismo, observan la posibilidad de que se restablezca la hoy extinta industria de soya en la zona.
Juan José Valdespino indicó que en algunos predios luego de las siembras se observó la presencia de la mosquita blanca, pero de manera incipiente, y fue posible controlarla por medio de control biológico.
“Han aparecido otras plagas, como gusanos defoliadores, que se pueden enfrentar con control biológico, con insectos benéficos como tricogramas y hongos que eliminan los gusanos”, señaló el productor Antonio Carrillo Ley.
Cabe destacar que desde 1994 la soya no se sembraba en el centro de Sinaloa. En el verano de ese año la presencia de la mosquita blanca en los campos de soya de todo el estado, y la preocupación de los productores de hortalizas de que la plaga infestara sus tierras, derivaron en medidas cuarentenarias. Poco después, científicos del INIFAP revelaron que la plaga no es exclusiva de la soya. Se detectó su presencia en Nayarit y Sonora, donde no había cultivos de soya, y con ello se comprobó que son razones climatológicas las que propician la presencia y reproducción del insecto. En 2015, los productores del valle del Évora, norte de Sinaloa, pudieron levantar la cuarentena: reanudaron la siembra de soya, pues obtuvieron autorización sanitaria y utilizaron nuevas variedades resistentes desarrolladas por el INIFAP, así como control biológico. Todo con resultados exitosos.
El Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) reportó que al primer semestre de 2019 la producción de soya alcanzó las dos mil 821 toneladas.
El Sistema de Información Arancelaria Vía Internet de la Secretaría de Economía reportó importaciones en 2018 de cinco millones 175 mil toneladas de soya.
A la visita de campo también acudieron el director del Programa de la Mosca de la Fruta del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA), José Manuel Gutiérrez Ruelas; la directora general de Zonas Tropicales de la SADER, Mariel Zamora, y el subdirector de Estrategias de Atención a Sistemas Producto de la SADER, Vicente Cortés Ruiz.
Además, el director del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), Luis Fernando Haro; el titular del INIFAP, José Fernando de la Torre Sánchez; el presidente del Comité Estatal de Sanidad Vegetal del Estado de Sinaloa (Cesavesin), Samuel López Angulo, y Uriel Medina y Mario Urías; el subsecretario de Agricultura del gobierno de Sinaloa, Rigoberto Mejía Samaniego, y por el Club de Labranza Mínima del Valle del Évora, Jorge Luis Arredondo Sandoval y Silvano Gaxiola, así como representantes de la empresa Impulso Rural.