En el norte del Estado de México se promueve la siembra del girasol entre los productores de la región debido a que el monocultivo de maíz y cebada ya no tiene buenos rendimientos.
La iniciativa surgió del la Secretaría de Desarrollo Agropecuario (Sedagro) en coordinación con la delegación federal de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
Sin embargo, Karen Granados Mayorga, ingeniera agrícola de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, de la UNAM se dio cuenta que los productores no contaban con información suficiente para su siembra. Observó que las parcelas habían disminuido paulatinamente, “muchos productores se desanimaron a sembrarlo porque era una semilla nueva, no había orientación, insumos y se vio afectada la producción”.
Ante esta problemática la integrante del área de Producción y Tecnología de Semillas de la FES Cuautitlán, se entrevistó con productores del municipio de Zumpango, Estado de México, y encontró que no había información técnica para llevar a cabo la siembra, aunado a que los agricultores necesitaban generar mayores ingresos, “al disminuir la fertilidad del suelo tenían que invertir en fertilizantes químicos, lo que repercutía en el costo y no se reflejaba en sus ganancias”.
Los productores también le manifestaron que había problemas con la producción, ya que la floración coincidía con un periodo de sequía (canícula). Así que Ana Karen consiguió una parcela en el Campo 4 de la FES para llevar a cabo la investigación que inició en 2016.
La investigadora encontró que la mejor fecha para la siembra es el mes de junio, disminuyó el uso de fertilizantes, herbicidas e insecticidas y utilizó diferentes fuentes nutrimentales (lixiviados de lombricomposta, lombricomposta, biofertilizantes) y composta de estiércol bovino, “eran alternativas que podrían producir en el municipio sin que tengan que ir a comprarlas”.
Al final, obtuvo un rendimiento de 3.75 toneladas por hectárea y gracias a la alta precipitación de ese año, las plantas lograron hasta 2 metros de altura. Su objetivo ahora es impulsar el cultivo de girasol y apoyar a los productores, “fomentar información y difundirla a los productores para que empiecen a creer otra vez en el girasol, sólo hay que adaptar la semilla a las condiciones que tiene el suelo”.
La efectividad de sus investigaciones las confirmó el Instituto Tecnológico de Roque, en Celaya, Guanajuato, entidad que ha llevado la técnica de siembra propuesta por Granados Mayorga con óptimos resultados.
La académica expresó que ayuda a su comunidad con el acercamiento de los productores a la FES Cuautitlán, “hay que adaptar ese cultivo a la zona, ojalá los productores permitan que nos acerquemos para difundir estas técnicas favorables para el cultivo, para el medio y el bolsillo del productor”.