Actualmente, en la agricultura los componentes del costo de producción que más participación tienen son la semilla y los fertilizantes, representando éstos hasta 53% del total. Los fertilizantes químicos granulados, que son los más utilizados, llegan a representar hasta 30%; los más demandados son los fertilizantes que aportan nitrógeno, fósforo y potasio.
Los fertilizantes nitrogenados son los de mayor uso, existiendo un registro de sobrefertilización en la producción de granos como el maíz, en donde se aplican más de 40 unidades de nitrógeno para producir una tonelada de grano, lo cual es excesivo, toda vez que los expertos en nutrición vegetal acusan un requerimiento nutricional de 22 a 24 unidades de nitrógeno por tonelada producida, la diferencia es por la eficiencia del método de aplicación, que no rebasa 50 por ciento. La mayor parte de los fertilizantes sintéticos se pierden por distintos procesos, como gasificación, volatilización y lixiviación.
Los fertilizantes químicos dependen del petróleo y sus variaciones en precio están fuertemente influenciadas por el precio del crudo a nivel mundial y por la paridad del dólar; ya que en su mayoría son importados, actualmente el barril de petróleo se ha mantenido bajo, pero la paridad del dólar se ha incrementado 21.2% en un año, es por ello que los precios domésticos de fertilizantes químicos se han mantenido al alza. En el 2006, cuando se encareció el precio del petróleo a 160 dólares por barril, la urea, que es uno de los principales fertilizantes nitrogenados de importación, registró una de sus mayores alzas de precio, de más de 250% con respecto a su precio original de enero de ese año.
Por lo anterior, los productores decidieron importar directamente de Ucrania y otros países la urea, buscando reducir precios por reducción de costos en la importación e intermediación, sin embargo no fue suficiente.
Del 2005 al 2014, el consumo aparente promedio en México es de 4.48 millones de toneladas de fertilizantes sintéticos, con una tasa de crecimiento media anual de 1.22%, importando en el 2014 casi 80% del consumo aparente (Inegi). La alta dependencia de fertilizantes importados hace muy vulnerables los sistemas de producción agroalimentarios del país, es por ello que la reproducción, formulación y aplicación de biofertilizanteses le otorgarán competitividad a la producción agrícola.
Afortunadamente, se han generado alternativas de biofertilización para los cultivos y muchos agricultores empezaron a utilizar micorrizas del género Glomus y bacterias fijadoras de nitrógeno, como Azospirillum y Azotobacter, siendo a la fecha muy común la inoculación de semilla con micorrizas y biofertilizantes para la producción de granos, esto ha permitido una mayor eficiencia en la fertilización nitrogenada y en casos exitosos se ha reducido hasta en 40 por ciento. Algunas empresas que fabrican biofertilizantes han declarado que se puede sustituir 100% la fertilización química.