La importancia de las áreas de riego en México es fundamental para contribuir a garantizar la seguridad alimentaria que se indica en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, dentro de la meta de México Próspero; en este sentido a lo largo de la historia en el país se han realizado diversas acciones para su transformación.
En los 90 con la firma del Tratado de Libre Comercio y la creación de la Alianza para el Campo se otorgaron diversos apoyos para la tecnificación del riego.
Ésta nuevamente toma una escalada a finales del 2008 y hasta la actualidad. ¿Por qué debemos actuar en la tecnificación del riego? Para dar respuesta ejemplifiquemos con un sistema para abastecer agua de riego desde la fuente de agua hasta la parcela.
Si la fuente de agua es el almacenamiento de agua en las presas, entonces se debe considerar el tramo de conducción, ya sea por los cauces naturales como ríos y en obras más pequeñas directamente por los canales principales, que pueden ser revestidos o de tierra; a estos canales también se les conoce como red mayor (conducción). Posteriormente se distribuye el agua a través de los canales laterales, sublaterales y ramales, también conocidos como red menor (distribución) y finalmente la aplicación del agua a nivel parcelario que puede ser mediante riego por surcos, melgas, inundación, multicompuertas, entre otros, conocidos como riego por gravedad, o bien mediante el riego presurizado como goteo, microaspersión, aspersión, pivote central, sideroll, avance frontal, entre otros; a éstos se les conoce como riego presurizado.
Lo anterior expresado en volumen se ejemplifica partiendo con 100 litros a nivel de presa. Al conducirlos por el río se pueden tener pérdidas de 15 litros, lo que representa un 85% de eficiencia en la conducción. En el siguiente tramo, que es la red mayor, las pérdidas son de alrededor de 11 litros, lo que significa una eficiencia de 87%; en esta parte podemos observar canales en tierra o con revestimientos que requieren conservación, es decir, en este tramo de infraestructura existen requerimientos de inversión que se vienen atendiendo con recursos federales vía la CONAGUA y la aportación complementaria de los usuarios vía las sociedades de responsabilidad limitada que agrupa a los módulos de riego.
En el siguiente tramo que es la red menor, las pérdidas pueden ser de hasta 10 litros en los canales laterales y 11 litros en los sublaterales. En México más de 60% de esta red se encuentra sin revestir; en consecuencia, requiere de modernización y rehabilitación, acciones que se vienen atendiendo de manera similar con los recursos de la CONAGUA y los módulos de riego que pueden disponer de financiamiento para su contraparte.
La parte final del sistema es la aplicación del riego en la parcela. Las pérdidas son de aproximadamente 18 litros en riego de gravedad, lo que representa una eficiencia de aplicación de 66% o menos. En resumen, las pérdidas totales desde la presa hasta la parcela son de 65 litros, es decir, una eficiencia total de tan sólo 35 por ciento.
Si comparamos la eficiencia de aplicación en el riego por gravedad y goteo, es factible pasar de 60 hasta 95 por ciento. Estas acciones impactan directamente en la producción de alimentos, donde se han logrado incrementos en los rendimientos en rangos de 15 a 40%, y en algunos cultivos hortícolas o frutícolas hasta duplicar la producción; se contribuye a no sobrexplotar los acuíferos, ahorro en costos de producción como la mano de obra y la energía eléctrica, mejor aprovechamiento de los fertilizantes y los agroquímicos, entre otros.
La tecnificación del riego siempre debe acompañarse de una buena capacitación enfocada en principio a la correcta operación y mantenimiento del sistema de riego instalado; además, para asegurar explotar todas las ventajas que ofrece el cambio tecnológico se deben incluir tópicos de fertirrigación, manejo de sistemas para determinar la mejor oportunidad de riego, nutrición balanceada y otros. Para un mejor aprovechamiento es recomendable la contratación de asesoría especializada que responda a las respuestas básicas del riego, cuándo, cuánto y cómo regar, además de la implementación de prácticas agronómicas para un mejor desarrollo de los cultivos.
En este sentido la SAGARPA, FIRA y otras dependencias han canalizado recursos para la tecnificación del riego durante el periodo 2009-2013 para más de 177,000 hectáreas, con apoyos aplicados por 2,166 millones de pesos, más de 2,200 millones de pesos de financiamiento y 11,000 beneficiarios. Inversiones que en principio han elevado el valor de los predios y contribuyen a la derrama económica de la región con la creación de empleos y aumento del valor de la producción. Para conocer más sobre los apoyos que se ofrecen para la tecnificación del riego ingresa a www.fira.gob.mx o ventanillas autorizadas de la SAGARPA.
Los logros anteriores es posible mejorarlos con la acción coordinada entre los tres niveles de gobierno y los distintos participantes en la agricultura de riego; como referencia de que es factible una transformación con éxito podemos ver las experiencias de España e Israel que se trazaron metas ambiciosas. En Andalucía, España, iniciaron a principios de la década de los 80 y para el 2011 reportaban más de 771,000 hectáreas bajo riego a la demanda de 1.1 millones de hectáreas bajo riego. En la zona norte de España desde el 2006 se está ejecutando el proyecto Canal de Navarra - Zona Regable para transformar al riego 59,160 hectáreas; en la primera fase del proyecto que está en funcionamiento abarca 22,445 hectáreas, beneficiando a 3,276 productores. En el caso de Israel tienen tecnificado 100% de las más de 340,000 hectáreas. Todas estas transformaciones sólo usan el riego presurizado para una diversa gama de cultivos.
Finalmente se estima que más de 1.5 millones de hectáreas ya tienen un grado de tecnificación en el riego, entonces el reto está en cómo lograr tecnificar las 6.46 millones de hectáreas bajo riego que actualmente existen en México y contribuir a garantizar la seguridad alimentaria.