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Como alimentar al mundo
Revista "The Economist"
Dec 31, 2009, 12:00

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No será un negocio como de costumbre

En 1974, Henry Kisinger, entonces Secretario de Estado de Norteamerica, dijo en la primera conferencia sobre alimentación mundial de la FAO en Roma que ningún niño se iría a la cama con hambre en 10 años. Hoy, a poco más de 35 años después, en el marco de la cumbre sobre la alimentación de las naciones unidas en Roma, mil millones de personas en el mundo van a la cama con el estómago vacío.

A la fecha, ninguno de los problemas agrícolas subyacentes que produjeron un aumento en los precios de los alimentos en 2007-2008 y que ha incrementado el número de personas con hambre se ha ido. Entre hoy y el año de 2050 la población mundial se aumentará en un tercio pero la demanda de productos agrícolas se incrementará en 70% y la demanda por carne se duplicará. Estos aumentos son en cierto sentido, una buena noticia ya que son el resultado de la creciente riqueza de los países de bajos y medios ingresos, pero tendrán que llevarse a cabo con campesinos que desmontan grandes extensiones de tierra nueva (hay un cierto margen para la expansión, pero no mucho) o utilizando mucho más agua (en algunas partes del mundo, los suministros de agua están al borde o superior a su límite).

Para evitar otra ola de subidas de precios, los países tienen la oportunidad de establecer sus objetivos de política a largo plazo, sin ser distraídos por las medidas de pánico. Tienen que hacer dos cosas: invertir en la capacidad productiva de la agricultura y mejorar el funcionamiento de los mercados de alimentos.

Los gobiernos han hecho la primera cosa, pero no la segunda. Durante los últimos años la inversión ha aumentado más rápidamente de lo que nadie esperaba. Pero la desconfianza de los mercados y una reacción contra el comercio agrícola están creciendo. Si los gobiernos no contienen sus impulsos, quebrarán los beneficios del aumento de la inversión.

El letargo del cuarto de siglo

Durante los últimos 25 años (en la mayoría de los países), la inversión en agricultura había disminuido sin cesar. En 2005 la mayoría de países en desarrollo invirtieron sólo alrededor del 5% de los ingresos públicos en la agricultura, y los países occidentales redujeron su inversión en alrededor de tres cuartas partes entre 1980 y 2006. Esta desinversión desalentó la productividad. Durante la Revolución Verde de la década de 1960, los rendimientos de los cultivos de primera necesidad aumentaron entre 3 y 6% al año. Ahora están aumentando en sólo un 1-2% al año, en los países pobres, los rendimientos no muestran incrementos.

Afortunadamente, la subida de precios de los alimentos de 2007-08 despertó a los gobiernos del letargo del cuarto de siglo en que el campo estaba abandonado. El Banco Mundial y muchos países ricos se han duplicado el dinero que invierten en agricultura en los países pobres. En los propios países pobres, la agricultura ha pasado de estar en segundo plano a una prioridad. Sin embargo, una buena parte de esos recursos se destina a programas de protección social para los agricultores pobres, que es justificado por motivos de lucha contra la pobreza: tres cuartas partes de los pobres del mundo viven en zonas rurales. Pero estos recursos sólo darán resultados en el largo plazo sólo si se mejora el acceso de los agricultores al mercado. La falta de mercados fiables es el mayor obstáculo para el desarrollo rural, ya que sin ellos, los agricultores tienen pocos incentivos para crecer (ejemplo de la corrección de las fallas del mercado son la difusión de información de precios y de almacenamiento de granos, el apoyo temporal del otorgamiento de subsidios para el uso de mejores semillas y fertilizantes en lugares donde los mercados locales están fallando o no los están proveyendo, etc.).

Impulsar el aumento de la producción mundial de alimentos sin acabar con la tierra y el agua también requiere de tecnología, que jugará un rol más importante en los próximos 40 años, más que el que jugó en el pasado, cuando la gente se benefició de los logros de la Revolución Verde. En este tiempo, la tecnología significa muchas cosas: el riego por goteo, la labranza de conservación, formas más eficientes de la utilización de abonos y el combate de plagas. Pero destaca una forma de aumentar los rendimientos: el desarrollo de organismos genéticamente modificados (transgénicos) que, por ejemplo, utilizan menos agua. Aquí, también, los organismos públicos pueden colaborar para superar esta resistencia.

 
La FAO estima que en el mundo, mil millones de personas viven con hambre

Seguridad y autosuficiencia alimentaria

Hay, sin embargo, un peligro inherente a toda esta actividad de gobierno: la tentación de la autosuficiencia. El aumento de los precios de los alimentos de 2007-2008 preocupó a todos los países respecto a su “seguridad alimentaria” (y con justa razón). Sin embargo, durante el año pasado la “seguridad alimentaria” (todo el mundo garantiza que tiene lo suficiente para comer) tiene la sombra en la "autosuficiencia alimentaria" (cada vez se produce más para consumo interno). La autosuficiencia se ha convertido en un objetivo político común en muchos países.

En sí misma, la autosuficiencia, no es mala. Si los países pobres tienen una ventaja comparativa en la producción de sus propios alimentos, deben hacerlo. El problema es que la nueva retórica de la autosuficiencia coincide con una creciente desconfianza de los mercados y el comercio. Los importadores de cereales los mercados mundiales ya no confían en cubrir sus necesidades. En todas partes, los gobiernos están más involucrados en la agricultura a través de subsidios a los insumos. En estos casos la condición de autosuficiencia fácilmente podría generar muros de protección, además, la autosuficiencia también bloquea los patrones de producción agrícola.

El pánico de la subida de los precios de los alimentos de 2007-2008 orientó a varios países a desviar parte de su riqueza para subsidiar los alimentos para que puedan ser autosuficientes y evitar crisis futuras. Pero la demanda de la alimentación de 9 mil millones de personas en 2050 cuenta una historia diferente: la agricultura deberá ser lo más eficiente posible. Eso requiere el mejoramiento de los mercados y el comercio. 


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