En tan sólo dos años de acción, gobierno, instituciones de investigación, industria y agricultores han demostrado estar preparados para incrementar la producción y la superficie sembrada de oleaginosas en nuestro país.
Todo comenzó en mayo de 2007 cuando el Comité Nacional Sistema Producto Oleaginosas presentó al gobierno el Programa Nacional de Oleaginosas 2007-2012, mismo que hoy, constituye el documento rector de las actividades que se llevan a cabo en varias regiones del país propicias para estos cultivos.
Desde entonces, con el propósito de sustituir con producción nacional el 30 por ciento de la importación de semillas oleaginosas, se trazó una meta clara, medible y no fácil de alcanzar porque significaba llegar a sembrar (al menos) 750 mil hectáreas de soya, cártamo, canola y girasol a partir del año de salida, hasta llegar al año meta 2012.
El trabajo continuó y en un esfuerzo por apuntalar al Programa Nacional, se incrementaron las gestiones de coordinación con la Subsecretaría de Agricultura de la SAGARPA, que dieron como resultado la instrumentación del Programa de Inducción a la Producción de las Oleaginosas en operación con ASERCA, que a su vez, constituyó un antecedente para la formulación del Proyecto Estratégico Pro Oleaginosas 2009 que se presentó al Consejo Mexicano para el Desarrollo Rural Sustentable el pasado mes de junio.
De esta manera, el cultivo de oleaginosas cuenta hoy con más apoyos, por lo que ya es posible hablar de un real incremento de la producción. En la actualidad, se brinda asesoría directa al productor para aplicar el paquete tecnológico con un eficiente manejo sanitario y agronómico y, de esta manera, logre cosechas más rentables que, en consecuencia, mejorarán su ingreso.
Vaya desde aquí nuestro reconocimiento a la SAGARPA por tener la acertada visión de cerrar la brecha de la dependencia del extranjero con un buen aumento del cultivo de oleaginosas y por facilitar los apoyos para los productores que están participando en esta importante cadena de valor, que en definitiva refuerzan la competitividad agrícola y la seguridad alimentaria.
El proyecto está en marcha y aunque no cabe la menor duda que, desde que se planteó la meta, la tarea ha sido siempre un reto, a veces imposible de sortear; es toda una ventaja el que por vez primera, cuente con elementos base para cumplir con sus objetivos. Al Comité Nacional y a los comités estatales les toca asumir el compromiso de promoción, seguimiento y evaluación de los cultivos y, aunque sabemos que falta mucho por hacer, felicitamos y exhortamos a todos los integrantes de esta cadena a mantener el ritmo a sabiendas que es en nuestro propio beneficio y por una mejor alimentación para todos los mexicanos.