Última actualización: Feb 11th, 2022 - 09:25:19 |
El VIII Censo Agropecuario 2007, publicado el pasado mes de marzo, muestra que los cultivos que ocupan la mayor parte de la superficie agrícola del país se han mantenido prácticamente estables. Durante muchos años se ha continuado con la siembra de maíz, frijol y sorgo, y pareciera que existe una urgencia por cuidar estos cultivos que, en su conjunto, representan el 79% de la superficie sembrada. El Censo también señala que la cuarta parte de las tierras agrícolas no están sembradas; es decir, son tierras ociosas. Datos que son incomprensibles en un mundo cambiante, población en constante aumento y un país como el nuestro con grandes desigualdades y requerimientos de todo tipo.
Estos resultados sirven de reflexión para sugerir una nueva orientación de las políticas al campo, que deben fomentar la diversificación en los cultivos con otras excelentes alternativas y utilizar tierras ociosas con cultivos rentables y de amplia aplicación en la industria alimenticia, como es el caso de las oleaginosas, cuyas importaciones ascienden al 86% de los requerimientos nacionales.
Se sabe también, que una de las dificultades para llevar a cabo la reconversión de cultivos tradicionales a cultivos más rentables y de valor agregado, se debe a que muchos productores todavía mantienen una cultura arraigada en la autosuficiencia y en la siembra de cultivos que “ya conocen” y con los que no es necesario innovar, ni poner en macha nuevas técnicas y tecnologías. Por tanto, para mejorar las condiciones agrícolas, mejorar las parcelas y aprovechar al máximo la tierra agrícola, es necesario contar con políticas más claras, capaces de romper inercias y que, por ende, permitan aumentar el ingreso y el nivel de vida del agricultor.
Sin embargo, cambios de tal naturaleza, tanto en los patrones de cultivo como en la actitud del campesino; aunque normalmente requieren tiempo y esfuerzo, ya no deben postergarse. Una razón más por la que debe existir una política clara y decidida que logre incrementar la agricultura empresarial, con instrumentos claros y de largo plazo que hagan posible la planeación y la organización de la producción para varios ciclos.
En definitiva, se requiere de un programa de apoyo a la producción de oleaginosas con un horizonte definido para el 2012, a fin de lograr la reconversión de cultivos en al menos, el 5% de los cultivos tradicionalmente sembrados y lograr así, la meta del Programa Nacional de Producción de Oleaginosas para el 2012: Sembrar para ese año y de manera permanente, al menos 740 mil ha con oleaginosas.