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Escenarios Globales y Siembra Directa (última parte)

Dec 31, 2006, 10:00

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ESCENARIOS GLOBALES Y SIEMBRA DIRECTA (última parte)

La importancia de obrar con eficiencia y el paradigma de las "Tres E".  El concepto de eficiencia puede interpretarse como la capacidad de "obtener mas por menos" o al menos "mas por lo mismo". Puesta esta idea dentro del contexto del "gran desafío del siglo XXI", la necesidad de conseguir una alta eficiencia pasa a tener una importancia central que no solo se relaciona con lo económico sino con lo ambiental y con lo ético; o sea, con el paradigma de las "Tres E" que toma su nombre de las primeras letras de las tres palabras que dan sentido a su nombre (ethic, economy and environment) .

Indudablemente la eficiencia se relaciona con lo económico pues en general el ser mas eficientes permitirá bajar los costos y adquirir un mayor nivel de competitividad. También lo hace con lo ambiental pues el conseguir una mayor eficiencia directa o indirectamente colaborará a utilizar mas racionalmente los cada vez mas escasos recursos naturales -y de otro tipo- constituyendo esto un primer paso en la dirección correcta para poder acceder a un uso más sustentable de los mismos. También, y ahora desde el punto de vista ético. tanto el aumentar la producción y responder a una demanda, como el lograrlo a un menor costo económico e impacto ambiental. indudablemente otorga un mayor grado de ética y sentido de adecuación a nuestro accionar como productores.

La necesidad de obrar sustentablemente. El rol de la Siembra Directa y del modelo AMSAP (Agricultura Moderna Sustentable y de Alta productividad)  Teniendo en cuenta el geométrico aumento de las demandas por los productos agrícolas, asÍ como también el preocupante ritmo de agotamiento -o al menos limite visible de provisión- de ciertos recursos naturales básicos para llevar a cabo tanto el proceso agro­productivo como otras actividades del hombre, es que la idea de "sustentabilidad y aun de mejoramiento" fuertemente toman cuerpo dentro del escenario global. El agua, los suelos, y la biodiversidad entre otros deben ser considerados como recursos prioritarios a mejorarles su manejo.

El diseño y propuesta de modelos agro-productivos que simultáneamente permitan acercarnos a estas metas y al mismo tiempo mejorar nuestra eficiencia, rentabilidad y competitividad. nos orientan hacia el abandono de los principios y modelos agrícolas tradicionales que en general se sustentaron -y sustentan- en criterios mineros, extractivos y por tanto desbalanceadores.

 La ciencia y toda la gama del conocimiento humano - y no las ideologías-, deberán ser los pilares sobre los que se asienten el diseño y difusión de estos nuevos modelos capaces de cumplir con los requerimientos que nos demanda la era en que vivimos y actuamos. Si los limites impuestos por la sustentabilidad no son respetados -como frecuentemente ocurrió en el pasado y en una importante medida continúa ocurriendo en el presente-, debemos ser concientes de que estaremos mejorando nuestra situación actual en base a comprometer el futuro, o sea, estaremos consiguiendo satisfacer las demandas actuales en base a algún grado de "liquidación o venta de nuestro capital" mas que  "consiguiéndolo a partir de la renta del mismo" lo que constituye una situación no sustentable.

La adopción de la Siembra Directa y de un modelo productivo basado en los conceptos de la AMSAP como partes centrales del “Nuevo Paradigma Agro-productivo “ fuertemente promovidos desde CAAPAS (Confederación de Asociaciones Americanas para una Agricultura Sustentable), han significado un importante paso al frente en la dirección correcta hacia la obtención simultanea de mayor productividad con rentabilidad y sustentabilidad. A través de los resultados de millones de hectáreas que hoy se manejan en el mundo bajo este nuevo paradigma, ha quedado demostrado que el mismo, constituye un significativo avance hacia la posibilidad concreta de enfrentar con éxito al gran desafío de responder adecuadamente a las demandas actuales sin disminuir las posibilidades de continuar lográndolo en el futuro.

La Sustentabilidad como negocio.  Dentro de este nuevo paradigma, la mejora en el nivel de sustentabilidad no proviene de un uso menos intenso del agro-ecosistema y en consecuencia de una menor productividad y producción total. Por el contrario, la mejora en el nivel de sustentabilidad se consigue en forma conjunta a un aumento de la productividad y de la producción total.

 Lo anterior básicamente se obtiene mejorando las condiciones del suelo en particular y del ambiente de producción en general. A su vez, ésta mejora potenciará la reactividad del agro-ecosistema frente a los estímulos productivos externos, o sea, frente a una determinada combinación de la oferta de los diferentes factores de producción, el sistema aumentará la cantidad de biomasa que es capaz de producir.

Desde este punto de vista es perfectamente válido el interpretar a la sustentabilidad como potenciadora no sólo de las posibilidades futuras sino aún del proceso productivo y operatoria del corto plazo. O sea que podemos mirar a la sustentabilidad "como negocio del corto plazo".

Como ejemplo de este tipo de mecanismo podemos analizar el proceso de evolución que ocurre en el caso de un manejo mejorado del recurso suelo. Si además de generar las producciones del año, paralelamente logramos controlar los procesos de erosión y degradación, agregar materia orgánica, nutrir balanceadamente al suelo (aplicando al menos un criterio de reposición de los nutrientes extraídos) , hacer crecer la biodiversidad en el contenido, etc., estaremos incrementando su fertilidad potencial y por tanto su aptitud para producir.
Los Mercados Globales y la necesidad de ser competitivos en nuestras acciones como productores.  También, la creación de espacios (mercados) donde la oferta, la demanda y la competencia encuentren un equilibrio sin distorsiones e interferencias demasiado relevantes, colaborará a la obtención de mayores niveles de eficiencia global a través de una mejor asignación de los recursos necesarios para llevar a cabo los proceso productivos.

Si bien el estado ideal de existencia y funcionamiento de los mercados es precisamente un concepto mas ideal que alcanzable en plenitud y en la realidad, algunas de las "reglas globales" mencionadas en este ensayo (como las derivadas del accionar de la Organización Mundial de Comercio), intentan que las actividades comerciales pivoten sobre escenarios que tiendan al estado de libre juego de la oferta y la demanda.

Sean cuales fueren las características del mercado en el que actuemos, para poder desempeñar adecuadamente nuestro rol -y aún para ganar nuevos espacios dentro del escenario y mercado mundial globalizado- irremediablemente deberemos lograr un adecuado nivel de competitividad para nuestro accionar. Para poder ser considerado como "adecuado", dicho nivel deberá al menos ser igual a aquel conseguido por nuestras contrapartes dentro de los mercados en que actuemos.

Sin embargo, si nuestras aspiraciones y metas se orientan al crecimiento, nuestro nivel de competitividad no solo deberá igualar sino que aun deberá superar al de nuestros competidores. De no ser así, sería difícil mantenernos dentro del proceso -y menos aún conseguir crecer- a no ser que alguien pagara por nuestras ineficiencias y "artificialmente nos otorgara la competitividad no conseguida por medios genuinos".

Precisamente este es caso de los productores, producciones y escenarios subsidiados del mundo. En el proceso de aumentar la competitividad, la existencia de "ventajas comparativas naturales" como el caso de los suelos y ambiente agro-productivo de Argentina, facilitan el camino. Sin embargo, su detección acompañada de un apropiado desarrollo de las estrategias que las transformen de ventajas competitivas reales, será un imperativo si hemos de poder usufructuar de las mismas.

A su vez, la ventajas competitivas siempre podrán -y deberán- ser incrementadas por otros mecanismos derivados del perfeccionamiento y eficientización de los procesos productivos. La permanente adquisición de conocimiento y el empowerment, la visión sistémica, la correcta planificación y ejecución de los procesos, la conectividad y el trabajo en redes, la toma de escala, tanto como la adecuada priorización de inversiones publicas proveyendo la infraestructura necesaria que permita materializar la eficientización de los procesos y las adecuadas políticas impositivas, constituyen solo algunos ejemplos de herramientas útiles para mejorar las ventajas competitivas a un nivel mayor que aquel que puede obtenerse a partir de ventajas comparativas naturales.

Observando el escenario mundial. cuando los niveles de competitividad alcanzados son significativamente altos frecuentemente encontramos que su origen esta asentado en una combinación de ambas situaciones. Sin embargo, cabe destacar que los casos en que la competitividad y el progreso se obtienen mayormente a partir de ventajas comparativas netamente adquiridas, es cada vez más frecuente en el mundo. Quienes han recorrido y recorren este último camino entre otras cosas, normalmente se caracterizan por poseer una buena comprensión del funcionamiento del mundo en su conjunto. Además generalmente poseen una actitud reactiva y también fuertemente pro­activa.

También, invariablemente utilizan y potencian todos los mecanismos que el conocimiento humano nos ofrece. Estos principios que no solo aplican a los procesos agro-productivos sino a todos los emprendimientos humanos, constituyen un factor clave para entender por qué en la actualidad ha dejado de ser válido aquel concepto del pasado que pregonaba que un pals con muchos recursos naturales era mas o menos signo igual a un país rico.

Hoy dentro del mundo globalizado e interconectado existen muchos casos de países que aun con escasos recursos naturales (al menos escasos en forma relativa), han crecido y continúan creciendo en una forma que podríamos mirarla como espectacular.


 


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